lunes, 9 de noviembre de 2015

Acerca de que el Bien es eternamente Dios mismo



El Bien no está en nada, Asclepio, sino sólo en Dios, o mejor aún el Bien es eternamente Dios mismo. Siendo así, el Bien debe ser la Esencia de donde procede todo movimiento y toda generación (no existe ningún ser desprovisto de ella), y que posee, enteramente concentrada sobre ella misma, una energía a la que mantiene en reposo, sin deficiencia y sin exceso, plenamente colmada, proveedora soberana en el origen de todas las cosas. Entonces, cuando digo que lo que todo provee es bueno, entiendo que es absoluta y eternamente bueno