jueves, 24 de diciembre de 2015

Acerca de la cualidad que sólo pertenece a Dios



Ahora bien, esta cualidad no pertenece a ningún otro sino sólo a Dios. Porque no hay nada que le falte, de modo que ningún deseo de posesión puede volverle malo, y nada hay tampoco entre los seres que él pueda perder y cuya pérdida pueda entristecerle (pues la tristeza es una parte del mal), y nada hay tampoco que sea más fuerte que él y pueda tratarle como enemigo (pues asimismo no liga con su naturaleza sufrir algún agravio), ni nada hay que sea más bello y pueda así inspirarle amor, ni nada que rehúse obedecerle y contra lo cual tenga ocasión de irritarse, ni nada que sea más sabio y pueda despertar sus celos.