Así pues si quieres ver a Dios, considera el sol, considera el curso de la luna,
considera el orden de los astros. ¿Quién es el que lo mantiene así? Todo orden
en efecto supone una delimitación en cuanto al número y al lugar. El sol, dios
supremo entre los dioses del cielo, a quien todos los dioses celestes ceden el
paso como a su rey y soberano, sí, el sol con su inmenso tamaño, él que es más
grande que la tierra y el mar, soporta tener por encima de sí, cumpliendo su
revolución, astros más pequeños que él mismo. ¿A quién reverencia o a quién
teme, hijo mío? ¿Todos esos astros que están en el cielo no cumplen, cada uno
por su lado, un curso semejante o equivalente? ¿Quién ha determinado para cada
uno de ellos el modo y la amplitud de su carrera?
Hace 3 meses