lunes, 20 de julio de 2009

XXVI Acerca del deber que tienen los que han heredado la doctrina de Hermes


Y entonces, desnudado de todo lo que había producido la armonía de las esferas, entra en la naturaleza ogdoádica, no poseyendo sino su propio poder; y con los Seres canta himnos al Padre, y toda la asistencia se alboroza con él de su venida. Y vuelto semejante a sus compañeros, oye también a ciertas Potencias que moran por encima de la naturaleza ogdoádica cantando con dulce voz himnos a Dios. Y entonces, en buen orden, suben hacia el Padre, y se abandonan a las Potencias y, vueltos ellos mismos Potencias, entran en Dios. Pues este es el fin bienaventurado de los que poseen el conocimiento: convertirse en Dios.
¡Y bien!
¿Qué esperas ya?
Ahora que has heredado de mí toda la doctrina ¿no vas a guiar a los que lo merezcan para que, por tu intermediación, el género humano sea salvado por Dios?