miércoles, 12 de diciembre de 2007

IV Acerca de que la Naturaleza surge de la Voluntad de Dios


VII Con estas palabras él me miró de frente largo tiempo, tanto que temblé ante su aspecto. Después, cuando volvió a levantar su cabeza, yo vi en mi Noûs la luz, consistente en un número incalculable de Potencias que se tornaban un mundo sin límites, mientras el Fuego era envuelto por una fuerza todopoderosa y así, firmemente contenido, había fijado su posición. Esto fue lo que discerní en esta visión, animado por la palabra de Poimandrés.

VIII Como sin embargo estaba completamente fuera de mí, él me dijo nuevamente:
– Has visto en el Noûs la forma Arquetípica, el preprincipio anterior al comienzo sin fin; así me habló Poimandrés.
– Ahora bien, ¿de dónde han surgido los elementos de la naturaleza?, dije. El respondió:

– De la Voluntad de Dios, que, habiendo recibido en ella el Verbo y habiendo visto el hermoso mundo arquetípico, lo imitó, quedando modelada en un cosmos según sus propios elementos y su progenie, las almas.

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