
Ahora bien, el Noûs, Padre de todos los seres, siendo vida y luz, produjo un Hombre parecido a él, del que se prendó como de su propio hijo. Pues el Hombre era muy hermoso, reproducía la imagen de su Padre: porque verdaderamente es de su propia forma que Dios se enamoró, y le entregó todas sus obras.
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